Si en Google tecleas “orgasmo femenino” te aparecerán un montón de páginas con consejos y sugerencias. Algunas tratan de venderte sus productos, otras te ofrecerán una serie de técnicas mecánicas (y sin alma) con las que prometen que la mujer alcanzará el climax. ¡No dejes que te vendan la moto!. No existen productos milagro ni creo en técnicas estándar útiles para todo el mundo.
Hoy quiero hablarte de lo que conviene saber sobre el orgasmo femenino:
- Adecuada estimulación. Para llegar al orgasmo se precisa de una estimulación adecuada. Pero ¿qué es una estimulación adecuada y cómo lograrla?. Sigue leyendo:
Para ellos: Si tu pareja es mujer, tienes que saber que “no basta con meterla”. Para la mayoría de mujeres el coito no supone una estimulación suficiente como para alcanzar el orgasmo (esto no es culpa de nadie, sino que tiene una explicación fisiológica). Es necesaria una estimulación adicional del clítoris. De hecho, al clítoris no se le conoce ninguna otra función que no sea la de producir placer.
Para ellas: Cada persona es diferente, lo mismo que a una le produce mucho placer a otra le puede desagradar enormemente. Esta es la riqueza de la sexualidad humana. No hay una única forma correcta de tener relaciones sexuales. Tampoco hay recetas universales que sirvan para todo el mundo. Descubre lo que a ti (como persona única) te sirve, lo que te excita y comunícalo a tu pareja. Las personas no somos adivinas, si no le hacemos saber nuestros gustos, corremos el riesgo de que nuestra pareja no se entere de lo que realmente necesitamos en materia de sexualidad.
Ya sé que, a veces, esto puede resultar fácil de decir y no tanto de hacer, pero te animo a que lo intentes, porque ambos tenéis mucho que ganar. Si tú disfrutas más, tu pareja también disfrutará más. De hecho, una de las cosas que más nos excita es ver disfrutar a nuestra pareja. Hazlo con tacto, busca el momento adecuado. Evita los mensajes “tu” y utiliza mensajes “yo”. Te pongo un par de ejemplos:
- “Es que TÚ no te enteras de lo que necesito” (mensaje “tu”, que implica una acusación y que con alta probabilidad llevará a que la otra persona se ponga a la defensiva).
- “Cariño, cuando me acaricias así A MÍ me molesta, YO prefiero que hagas esto, así mucho mejor” (mensaje “yo” donde no se acusa a la otra persona, sino que le informo de lo que a mí me pasa cuando ella hace determinada acción. Es más probable que me escuchen sin ponerse a la defensiva).
Para ambos: No pares hasta que te lo diga. En su superventas “Tu sexo es tuyo”, Sylvia de Béjar nos recuerda que, al contrario que los hombres (que una vez llegan al llamado punto de inevitabilidad eyaculatoria, no dejan de eyacular aunque se detenga la estimulación), las mujeres necesitamos que la estimulación sea constante para llegar al orgasmo sin que se interrumpa. Es decir, “si en pleno orgasmo dejamos de ser estimuladas, éste se corta o pierde gran parte de su intensidad”.
- No te la juegues. Utilizad (hablo en plural porque prevenir los riesgos compete a los dos) un método anticonceptivo eficaz y que os dé confianza. Lo más importante es que sea un método con el que tú te sientas segura. El miedo a un embarazo que no es deseado va a restar disfrute y, por supuesto, dificultará el orgasmo.
- A la cama sin temas pendientes. Decía Virginia Johnson que una buena relación sexual empieza antes de quitarse la ropa. Para que en la cama (o en el sofá o donde queráis que sea) ocurran cosas buenas entre dos personas, antes han tenido que ocurrir otras cosas buenas. Sí, lo admito, a veces un buen “polvo” puede ayudar a una reconciliación pero, en líneas generales, para alcanzar el orgasmo, no es aconsejable llevar resentimientos ni luchas de poder a la cama, mejor dejar las cosas claras antes.
Bueno, hoy llegamos hasta aquí. Un cálido abrazo y hasta la próxima!