El mito de las películas made in USA

El mito de las películas made in USA

Hombre de cuerpo escultural conoce a mujer de cuerpo perfecto. Al instante surge una mutua y gran atracción entre ambos.

La escena continúa en un rascacielos de Manhattan con vistas al Empire State donde, ya en el ascensor (probablemente con paredes de cristal), las distancias se acortan. Sus labios se unen, ambos sonríen. Un beso lleva a otro más apasionado y el deseo se hace incontrolable. La temperatura sube. Hábilmente ella le desabrocha la camisa y se pierde entre sus brazos.

Él apenas se baja los pantalones y, en un arranque de pasión, con poco esfuerzo aparente, la levanta, apoyándola contra la pared, de modo que sus genitales coinciden y el coito se logra sin ningún impedimento (y eso que es la primera vez que lo intentaban). Se entiende que ella también estaba muy excitada, porque la cosa ha ido bien.

En un claro gesto de placer ella se muerde el labio inferior. Y, antes de que el ascensor alcance su destino, llega para ambos y, lo más maravilloso, de forma simultánea, un orgasmo como nunca jamás habían experimentado. Ven el cielo. Suenan fuegos artificiales…

La escena termina.

Vale, quizá me haya pasado un poco, pero hay quien fantasea con esta o similares escenas como la relación sexual ideal y, lo que es más preocupante, cuando una relación suya se aleja de este ideal, la vive con cierta frustración o incluso sensación de fracaso.

Sin embargo, si te crees esto, si aspiras a que tus relaciones sexuales sean así (pareja heterosexual con rápida excitación, conocimiento ya desde la primera cita de lo que al otr@ le hace “vibrar” y, para rematar la faena, perfecto acoplamiento y orgasmo simultáneo, que la mujer consigue sólo con el coito), estás perdido/a, porque esta escena es irreal, es fantasía, es película, es mito.

POR QUÉ ES MITO:

  1. En primer lugar porque nos presenta cuerpos que cumplen fielmente el ideal de belleza social. Se trata de actores seleccionad@s (de entre miles) por su físico. Si nos comparamos «físicamente” con ell@s, lo más probable es que nos sintamos en inferioridad.
  2. En esta escena ambos saben lo que hace “vibrar” al otro y, lo más mágico, es que lo saben sin haber hablado del tema. En realidad, en el sexo, lo mismo que a una persona le puede gustar a otra le puede crear rechazo, de modo que la comunicación sexual es básica y conocernos lleva tiempo.
  3. La primera vez que una pareja intenta llegar al coito, incluso aunque ambos lo deseen y tengan experiencia con parejas anteriores, puede suceder que no lo consigan. Quizá por los nervios, quizá por las propias autoexigencias para quedar bien, quizá porque son cuerpos diferentes que no se conocen…sea por lo que sea, si te llega a ocurrir esto, lo mejor es no forzar nada, ni tampoco creerte un/a mal amante. Con toda probabilidad, sin prisa, con más calma, otro día la cosa irá mejor.
  4. Hay determinadas posturas que visualmente son bonitas, pero como mínimo, son incómodas y poco realistas. En las películas prima que el plano, que la imagen sea estética. Otra cosa es que sea posible en la vida real.
  5. La prevención de riesgos es básica para poder disfrutar de la sexualidad. El miedo a un embarazo no deseado, por ejemplo, supondrá un importante obstáculo para el disfrute en una relación sexual. En cambio, l@s protagonistas de nuestra escena ni siquiera han mencionado el tema.
  6. Otra realidad que no se contempla en esta escena es que la mayoría de mujeres no alcanzan el orgasmo solo con la penetración (Para más información sobre ello puedes consultar la entrada Respuesta Sexual II: el orgasmo femenino).
  7. Finalmente, el mito del orgasmo simultáneo. Sí, es cierto que a veces puede ocurrir, pero si sucede se trata de una feliz coincidencia y no es lo más frecuente. Si ambos llegan al orgasmo, lo más habitual es que primero llegue un miembro de la pareja y luego el otro. Es más, la misma obsesión por lograrlo a la vez, puede llevar precisamente a lo contrario, es decir, a no disfrutar del encuentro.

En conclusión, se realista, no caigas en la trampa, no te creas el “mito de las películas made in U.S.A.”

Un abrazo y ¡hasta la próxima!